Carmen Clavijo, directora del Periódico Indígena Ajayu y su lucha por el reconocimiento mundo andino

De profesión Profesora de Educación General Básica con Mención en Trastornos del Aprendizaje, Educadora Tradicional Aymara EIB Región Coquimbo, Carmen Clavijo Morales, descendiente aymara, también es escritora y directora del Periódico Indígena Ajayu. Se ha dedicado gran parte de la vida al desarrollo de técnicas y didácticas para lograr la sensibilización y acercamiento del mundo andino a los descendientes y comunidad en general que vive en la urbanidad. Además realiza talleres en gran parte del país sobre cosmovisión andina y ha logrado junto al periódico Ajayu en convertirse en una comunicadora indígena.

Actualmente se desempeña como Docente Intercultural en la Universidad de Playa Ancha y monitora en talleres interculturales  en la Región de Coquimbo.

¿Cómo ha sido su trabajo como Educadora tradicional reconocida en la Región de Coquimbo y el recibimiento de parte de la comunidad?

Mi trabajo comienza el 2010 como creadora y directora del periódico indígena Ajayu. Desde la fecha hasta ahora he trabajado en diferentes acciones para sensibilizar no solo a la comunidad originaria sino a la comunidad en general del respeto y valoración de los pueblos originarios. Me incorporo en forma definitiva el 2014 como Educadora Tradicional de la Escuela Rural de Huachalalume, donde pude desarrollar clases formales con los estudiantes en el área andina- Diaguita con muy buenos resultados en la evaluación realizada por la Secretaria Ministerial. Como educadora tradicional aymara mi trabajo se ha enfocado en la enseñanza de la cosmovisión y lengua aymara, pero también he ido aprendiendo e incorporando del mundo Diaguita. Todo el trabajo desarrollado, ya por 5 años, ha sido aceptado de muy buena forma por la comunidad, ya que se ha ido logrando abrir espacio en la región de Coquimbo, antes inexistente. En lo personal, he desarrollado cientos de talleres en diversas escuelas de la región, estudiantes como profesores, han recibido de la mejor manera los talleres. Creo que los procesos de sensibilización deben  ser contextualizados a las regiones donde comienzan. Tengo que aceptar sí, que de primero, el trabajo se veía a los ojos de la comunidad como “algo folclórico” con el tiempo, las personas han entendido que somos la base de Chile y que tenemos nuestra propia cosmovisión, educación y lengua.

¿Y su experiencia en el periódico indígena norte Ajayu?

Como le comente anteriormente, yo inicié este proyecto comunicativo el 2010. Partió siendo una revista educativa trimestral. Al principio costó captar a los lectores, acostumbrar a leer y tener opinión sobre lo que ocurre sobre los pueblos originarios en Chile, es una tarea titánica. Pero con el tiempo, las personas se acostumbraron a leer la web, el periódico y en las redes sociales Ajayu y eso hizo que este trabajo transcendiera más allá de Chile y llegara a otros países en Latinoamérica. Es una de las experiencias extraordinarias y más gratificantes. No solo me ha permitido aprender y conocer otras comunidades indígenas, sino ser un aporte real y concreto en las demandas de los pueblos originarios y en especial el ejercer el derecho a la comunicación, presente en el convenio 169 de la OIT.

¿Cómo podría explicar la cosmovisión aymara?

Destaco que la cosmovisión andina la conozco de cerca y la he vivido a través de las enseñanzas de mis abuelos, quienes me entregaron y hasta el día de hoy me entregan su conocimiento adquirido en las comunidades  y en el desarrollo como comunidad en sí.  Hay algunas enseñanzas que las aprendes desde niño, pero no les das real valoración hasta que ya eres adulto y entiendes en el mundo que te desarrollas. Yo fui criada por mis abuelos, ambos descendientes de culturas ancestrales que dedicaron gran parte de su vida a cultivar la tierra. Puedo decir que conozco el mundo andino a través de sus historias y ejemplos de vida.  Podría explicar muchos elementos de la cosmovisión andina como su reciprocidad, dualidad y respeto hacia nuestra Pacha, como podemos convivir con el Cosmo o como el “Buen vivir” no es solo una ideología como se piensa, sino una forma de vida, la cual ha perdurado por años y que ha mantenido a nuestra cultura más viva que nunca.  Pero me gustaría detenerme en algo tan propio del mundo andino y que no es valorado en la vida actual; aprender a mirar y escuchar a nuestros ancestros.  Todos los que conocimos la cosmovisión andina, sabemos que la única forma de aprender es a través de lo que nos enseñan los más ancianos de las comunidades, ellos son la voz y fuente de la sabiduría. Ellos son los grandes consejeros del mundo andino y no solo porque han vivido más años, sino porque han dedicado su vida a conocer las comunidades, de los aymaras, del cosmo y la Pacha.  Creo que ese respeto y valoración es único en las culturas originarias y en especial de la cultura andina. Siempre nos toca mirar al más abuelo y aprender de él. Lo contrario que se hace en el mundo occidental, donde el anciano pierde valoración y aporte a la sociedad.

Sin el aporte y enseñanza que nos entregan los más sabios, es probable que la cosmovisión no hubiera podido propagarse hacia los descendientes.

¿Qué tanto se conoce el mundo andino?

Sinceramente se conoce bastante. El mundo andino a través de sus hijos se ha dedicado a fortalecerse culturalmente, es por ello que en muchos lugares donde la Nación Aymara, sigue dejando el legado, hay descendientes que están construyendo, difundiendo y a la vez aprendiendo del mundo andino. Creo que con el correr de los últimos 10 años, dejamos de ser visto por una gran mayoría como algo folclórico, que solo era llamativo por su música a  una nación que tiene cultura, cosmovisión y lengua. Y es aquel donde los más ancianos y quienes han seguido el legado juegan un papel fundamental,  a pesar que se comparte en tres países sigue de pie. También a través de mi trabajo como educadora, me he dado cuenta el interés de muchas personas por aprender del mundo andino y eso ayuda mucho a la difusión del mismo.

¿Existe discriminación hacia los indígenas en su zona, o ha existido un avance positivo?

Hubo un tiempo donde nadie se decía ser indígena, es muy probable que la razón principal es la discriminación, no se puede desconocer el trabajo que realizaron algunas asociaciones antiguas por fortalecer los lazos y abrir puertas para los originarios. Siento que hace 6 años hasta ahora, la mirada de las personas hacia el mundo indígena en general, ha cambiado. La discriminación aún existe pero la aceptación y reconocimiento también ha avanzado a pasos agigantados. Por poner un ejemplo; solo hasta el 2013, se comenzó a hablar de “escuelas interculturales” siendo que el puntapié inicial lo dieron los jardines interculturales, es muy probable que el impacto del 2010 fuera menor que el de ahora, pero cimento el camino hasta llegar a los colegios que hoy son parte del EIB, región Coquimbo. Creo que el avance positivo crece todos los días y no pasa por un tema de Estado, sino por un mayor conocimiento de la comunidad en general de quienes son y cuál es el aporte de los pueblos originarios de Chile. Muchas personas aún se miran asombradas cuando les dices que somos parte y pilar fundamental de la identidad chilena, pero otros han comprendido que antes de la llegada del Inca y el mismo español, ya  existían culturas de las cuales hasta el día de hoy conviven con la sociedad moderna. A pesar que las regiones suelen estar abandonadas por las políticas de Estado y más cuando se habla de políticas públicas de los pueblos originarios, se ha avanzado en el reconocimiento de la herencia ancestral.

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