Verónica Figueroa Huencho: “El Estado de Chile sigue siendo muy colonial”

Verónica Figueroa Huencho, académica de la Universidad de Chile, realizará una estadía como profesora visitante del David Rockefeller Center for Latin American Studies en la Universidad de Harvard, siendo una de las pocas mujeres que se ha adjudicado este reconocimiento.  Verónica proviene de una familia trabajadora, y como gran parte de los mapuche, marcados por la pobreza.  Es la segunda de seis hermanos, su padre es obrero metalúrgico y su madre es dueña de casa  “sin ellos no podría haber hecho nada”, reconoce al consultarle por sus logros académicos.

Verónica Figueroa también es parte de la Comisión Ejecutiva de la Cátedra Indígena- UChile Indígena y del Senado Universitario, todo su quehacer académico lo vincula con temáticas de revalorización de los pueblos indígenas y su estadía en Harvard no será la excepción, pues durante casi cinco meses estará investigando sobre los sistemas de gobierno de los pueblos indígenas y el Estado chileno.

“El Estado de Chile sigue siendo muy colonial en todas sus prácticas, en su diseño institucional, en la forma en la que se relaciona con los pueblos indígenas, en la forma en que las instituciones públicas y las universidades se vinculan con estos conocimientos. Sustentando en esta lógica de nación, el Estado ha intentado dar acomodos a los pueblos indígenas en la medida de los posible, en expresiones que han ido desde el despojo territorial, o hasta hoy en día cuando intentan manipular una consulta”, reflexiona.

Respecto al reconocimiento institucional, no imagina un artículo que reconozca la existencia de pueblos. “Es mucho más, es discutir la constitución, cómo se expresa un ideal de plurinacionalidad. Pero el mundo occidental no se abre a otras alternativas”.

Por Paula Huenchumil Jerez

¿Cómo puedes definir el concepto “gobernanza indígena?

Yo siempre he trabajado en temas de diseño e implementación de políticas, pero me faltaba un paraguas conceptual, empírico, para poder hablar no solamente cómo se diseñan las políticas sino también la institucionalidad o qué hay detrás de las formas que se implementa la política indígena. Me parecía que esta lógica de gobernanza que es más bien identificar las redes de actores, de reglas, cuáles son las reglas del juego que permiten la convivencia dentro de un determinado territorio. Esas reglas pueden estar escritas, en una institucionalidad, o también pueden ser informales, que tienen que ver con valores, recursos, con ideologías, entonces lo que me interesa es indagar cómo este concepto de gobernanza que hoy se utiliza principalmente para hablar de las capacidades de los Estados para gobernar, cómo esa gobernanza adquiere una dimensión particular cuando se trata de Estados, que de manera histórica se han reconocido como estados-naciones y no han reconocido la existencia de pueblos dentro de sus territorios, por lo tanto, ¿cuáles son los acomodos que ese concepto de gobernanza debiera tener para dar cabida esas expresiones?

También me interesa indagar respecto a los propios conceptos de gobernanza que los pueblos indígenas puedan tener, si es que existe algo llamado gobernanza e intentar hacer una propuesta que sea realista. Uno siempre aspira a generar trasformaciones en el Estado, pero también me gustaría tener una propuesta, como una hoja de ruta de lo significaría avanzar y la utilización de estos conceptos que hoy están presentes en la academia o en las decisiones políticas, pero que se han utilizado muy poco para hablar de pueblos. 

Dentro de esa misma línea, ¿cuál es tu diagnóstico local cuando se habla de “gobernanzas indígenas”?

El Estado de Chile sigue siendo muy colonial en todas sus prácticas, en su diseño institucional, en la forma en la que se relaciona con los pueblos indígenas, en la forma en que las instituciones públicas y las universidades se vinculan con estos conocimientos. En el caso mapuche ha habido un desconocimiento del Ad Mapu, nunca se ha considerado parte de una estructura, y que han sido invisibilizadas.

En el caso de Chile, que es un Estado colonial, sustentando en esta lógica de nación ha intentado dar acomodos a estos pueblos en la medida de los posible, en expresiones que han ido desde el despojo territorial, o hasta hoy en día cuando intentan manipular una consulta.

Me da la sensación que es muy difícil que existan cambios profundos, porque hay una élite económica, política que no tiene ninguna disposición para estos cambios. Hay cambios en la medida de lo posible siempre y cuando no alteren estas reglas del juego, creo que avanzar en preposiciones como estas tensionan o debilitan la hipótesis de que no hay otras alternativas. Por eso siento que avanzar en este tipo de investigaciones, en estas temáticas, lo que demuestran es que sí hay posibilidades, lo que no hay es voluntad política. Porque propuestas desde los pueblos indígenas siempre han existido.

Y respecto al contexto internacional, ¿destacas alguna iniciativa?

La Universidad de Harvad tiene un proyecto con la Universidad de Arizona y lo que hacen es indagar especialmente en el caso canadiense, australiano, norteamericano y neozelandés. Sin embargo, me parece que el estar allá significa una agenda de visibilización de una agenda propia del caso de Chile o Latinoamérica, como los casos de Ecuador, Bolivia, Panamá, Colombia, donde hay expresiones de reconocimientos constitucionales. Creo que es una oportunidad para darle la justa valoración a esas experiencias. También es importante destacar que muchas veces que no se implementan de forma adecuada no es que exista una falla en el diseño, sino más bien porque los intereses o los poderes que se ven afectados con esos avances hacen lo posible para que no funcione.

¿Cuál crees que sería el primer paso para poder avanzar en Chile?

Es complejo, a mí me gustarían cambios más estructurales, aspiro a una coexistencia real. En el caso de Chile, es uno de los países que más al debe en términos de ese reconocimiento. Hay una ignorancia en la población que se ha formado en una estructura y con medios de comunicación donde no ha habido oportunidad de conocer y valorar. Todo eso provoca la subvaloración, mucho más a la élite donde el mundo indígena es “una cultura” es algo que enriquece pero que no tiene ningún rol político en esta construcción.

Cuando intento posicionar el tema del reconocimiento institucional, no me imagino un artículo que reconozca la existencia de pueblos, es mucho más, es discutir la constitución, cómo se expresa un ideal de plurinacionalidad. Pero el mundo occidental no se abre a otras alternativas.

 

 

 

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