Bene Tuki, escultor, una vida como artista y difusor de la cultura Rapa Nui

Escultor de fama mundial, Bene Tuki Pate, se autodefine como un “artista escultor”. Difusor de la cultura rapanui por todo el mundo, estuvimos junto a Bene en una cercana conversación en el patio de su casa en la isla, nos relató cómo fueron sus inicios, la historia del Moai de cinco metros para Japón y qué es lo que siente por Chile.

¿Cómo puede definir el arte del tallar?

Más que nada, lo defino como seguir manteniendo los talles tradicionales, porque dentro de la isla, yo no hago ninguna creación mía, excepto cuando yo salgo afuera, a otros lugares. He viajado mucho, ahí hago mis creaciones, pero dentro de la isla, es como un mito que yo tengo que no puedo pasar a llevar a lo ancestral haciendo otras cosas que no son de acá, yo lo defino así.

¿En qué se inspira para tallar?

Yo creo que no es que uno se inspire, porque ya están todas las piezas hechas, uno observa las piezas y las vas haciendo, pero tiene que tener mucha experiencia para poder llegar hacer eso. La experiencia yo la adquirí cuando era niño, cuando estaba en el colegio, llegaba a mi casa y lo primero que veía era a mi papá tallar, años viéndolo… él lo único que me preguntó era si a mí me gustaba lo que él hacía, yo le dije que sí y que por eso estaba al lado de él, me pasó las herramientas y dijo “hazlo”, no me dijo “tienes que picar así o tenga cuidado con las herramientas” me corté montones de veces, porque no tenía técnica. Empecé con esto, y ya cuando tenía 18 años, monté mi primera exposición. .. El día que yo monté mi primera exposición, uno de los invitados era mi papá, yo tenía un poco de rabia, me preguntaba ¿por qué mi papá no me explicó nada? Y mientras caminábamos le dije, “sabe papá, me siento mejor que tú”, y me miró y me dijo “sí, de buen maestro, sale un buen alumno”, yo sentí que había dicho algo malo, que no me correspondía decir, pero cuando mi papá me respondió, me volvió el alma al cuerpo, y ahí partí toda mi vida desde la escultura.

Hoy en día creo que estoy catalogado como el mejor escultor de la isla, eso lo fui adquiriendo con toda la experiencia que tuve afuera, y para mí ha sido una gran camino, porque en todas las cosas que yo he hecho afuera, nunca he cobrado absolutamente nada, lo que yo tenía en mi cabeza, era promover esta isla y hacer saber que existía esta isla, en esos años, pocos las conocía, viaje muchísimo. Hace poco recibí una invitación a África, pero lamentablemente lo tuve que rechazar, ya se me hace muy cansador y tengo muchas cosas que hacer.

¿Ustedes son varios hermanos, nadie más es escultor?

Así es, somos doce hermanos y soy el único que adquirió la experiencia de mi papá, y feliz de hacerlo. Hace poco nosotros hicimos un Moai que regalamos a Japón, y ese Moai fue puesto en el lugar donde entró el Tsunami y arrasó con todo, y te digo, que fue muy grande la experiencia, el día que llegamos el lugar sentimos, como decirlo, como unas malas vibras en el lugar, yo me largué a llorar, también fue una muy linda experiencia porque trabajé con mi papá, porque él lo decidió hacer. Ese Moai llegó el 25 de diciembre, a las 7 de la mañana, me llama un periodista japonés diciendo, “el barco que trae tu Moai, en estos momentos está atracando al puerto, yo le dije, “que lindo, porque el Moai es un regalo de nuestra familia para ustedes “.

¿Qué representa para usted el Moai?

(Sonríe) Buena pregunta, ¿sabes? Esa pregunta como hace cinco años por primera vez salió en Frutos del País, en la televisión, lo que yo te voy a explicar ahora.

Para mí la palabra, MOAI, no existe, es una palabra introducida, la verdad palabra es MO-AI, porque el Mo ai traducido al español, es tener relaciones sexuales, porque el Mo ai es parte de la fertilidad, porque cuando llegó la primera emigración a la Isla de Pascual, lo primero que pensaron era en reproducir, y la reproducción viene del hombre y la mujer. El Mo ai de por sí, es un falo y eso es lo que realmente representa, culturalmente, pero después ellos dijeron no, empezaron  ponerlo en los altares, y al ponerlos en los altares, cuando ellos los trasladan y los ponen en los ahus no hay ninguna cavidad de los ojos abiertos, se abre recién cuando está parado en los ahus, y ahí es cuando se pasan a llamar Aringa Ora o rostros vivos, es como la representación de la familia del lugar, y ellos también lo usan, por ejemplo, ¿cuál es tu nombre?

Paula

Decir por ejemplo, que tú eres el personaje importante del clan,  tu nombre pasa a llevar o a sellarlo en un Mo ai y eso es lo que más o menos representa, y ¿por qué te digo eso? Por eso te dije que hace un par de años esta versión salió en “Frutos del país”…

Con nosotros estuvo viviendo un alemán que es lingüista, seis meses estuvo acá, todos los días conversábamos, pero un día en la mañana, trae dos cafés y me dice “necesito hablar contigo”, y hablamos lo que te cuento ahora… la palabra moai si buscas en el diccionario rapanui, no aparece, que la verdadera palabra es que es parte de la fertilidad.

Chile, pobreza y sueños

¿Cuándo ha hecho estos regalos a Chile, que toma en cuenta para esta decisión?

Nunca me ha importado el dinero, no espero que me den algo, para mí lo que tiene valor es que mi pieza lo vea todo el mundo. La plata se va… cuando viene gente a la isla, me viene a ver y me dice “sabe Bene, gracias”, eso para mí tiene mucho más valor que el dinero.

¿Cómo es la relación de los sueños con lo que hace, tiene alguna importancia?

Por supuesto. El sueño es muy importante y a muchas otras cosas más… pero no me quiero meter en temas que no son mi rubro.

¿Usted de alguna forma, enseña lo que hace?

Me gustaría, siempre sueño que ojalá pudiera tener un espacio en el colegio. Hace poco recibí un email, que hay un niño que quiere que yo le enseñe, pero no tiene nada que ver con la isla, es un niño del continente y fíjate lo lindo, que el año pasado, vino una familia a mi casa, con una hija como de 10, 11 años, y los papás me dijeron, “el sueño de mi hija, no es venir a la isla, es abrazarte, mirarte, observarte, ella ha visto tantas cosas que tu hiciste, que quería tener un encuentro contigo”, y ahí está el valor que yo te digo, que es mucho más que el dinero…me enriqueció muchísimo.

¿Se nace o hace escultor?

Yo creo que se nace, yo nunca fui a una escuela de arte. Yo nací con ese don y ese don lo supe aprovechar, desde chico, luego trabajé en otras cosas, y luego volví a retomar, hasta que llegó un momento que dije “no, este es mi mundo”, y ahí dejé mi trabajo y comencé a trabajar de frentón en la escultura. Comencé a viajar muchísimo. Mi primer viaje, bueno yo pensaba que tenía que conocer primero Chile, mi país, de punta a punta, pero con esta cosas de la suerte, un día estaba jardineando, tal cual como hoy día y veo a entrar una personas rubia en bicicleta y me empieza hablar en un inglés, medio alemanado, entonces le dije “sabe, por qué no vuelve a las 7 de la tarde, que ahí llega mi señora habla muy bien inglés”. Llegó, lo invitamos a tomar té… él venía de Holanda, resulta que cuando Jakob Roggeveen descubrió Pascua, vino de una isla Texel, entonces este personaje quería hacer una hermandad entre las islas, pero él ya estaba decidido a irse, era el último día que vino hablar conmigo. Le dije “yo lo único que pido es que me paguen el ticket y la estadía”, pero nada más. Él estaba muy emocionado, porque nos contaba que llevaba días preguntando, y le cobraban una barbaridad, se encontró con un amigo mio, arqueólogo, Claudio Cristino y él lo mandó para acá. Me mandó el pasaje, pasaron unos días y ahí hice mi primer viaje, a Holanda, tenía como unos 27 años. Llegué para allá, había comprado piedras en Alemania y tenías las herramientas más sofisticadas que te puedes imaginar. Yo dije “Noo”, “sabe lo que hace falta? Una hacha grande, esa es mi herramienta, porque yo quería mostrar algo similar de como trabajamos antes.  Trabajé todo con el hacha y los tipos no podían creerlo. Cuando terminaba, tenía los dedos así de hinchados, de tanto golpear, mi amigo me ponía una crema en las manos en la noche y amanecía al otro impecable, ahí estuve trabajando dos semanas full en ese moai y lo terminé. Cuando terminé, me dijo mi amigo, voy a traer a tu señora y le voy a decir que traiga todas las piezas que tienes en la galería. Montamos una exposición y ella hizo un taller con los niños espectacular. Inauguramos el moai, llega mi amigo me pasa un sobre con dólares, ticket para los trenes y me dijo disfrútalos”. Eso me marcó muchísimo, el año pasado, en mayo, volvimos a ese moai, porque fuimos a filmar el documental, ahí estaba mi amigo. Yo he pensado que me gustaría hacer un documental con mis tres nietos y recorrer todos los lugares donde yo he hecho esculturas, antes que me vaya de esta vida

Tengo muy buenos amigos escultores del continente, Mario Toral, Pancho Gacitúa, Jaime Gajardo, Osvaldo peña.

Todos los años, me traigo un niño de un colegio de Santiago, de muy pocos recursos, ahora viene el tercer niño, le pago los pasajes y la estadía acá, ya lo eligieron y cada vez que viene, viene con una profesora. Si tuvieras más recursos, lo haría con montones de niños.

A mí la pobreza, me liquida como persona, me mata, no me gusta ver la pobreza. Mi señora cuando fue para la India, me invitó para allá, pero yo no quise ir, no puedo

Voy a Chile y me duele mucho ver a niños que no tienen nada, por eso intento ayudar un poco, no sé cuál es la palabra, pero me siento súper súper bien de hacer eso (Relata emocionado)

Esa es un poco mi historia…

¿Qué siente por Chile?

Es mi país. Primero, cuando yo salí del vientre de mi mamá, la primera bandera que yo vi, fue la chilena, estudié en colegios donde cantábamos la canción nacional, voy a Chile y yo estoy yendo a mi país, toda mi vida ha sido el único país que me ha estado protegiendo y además, yo he viajado mucho a la polinesia, por ejemplo en Nueva Zelanda, han sido discriminados, y cuando te digo discriminados. En esta isla no ha habido matanzas, esta isla gracias Policarpo Toro es que estuvimos con Chile, le dijo hay un gobierno de turno, al que hay que pagar con esta plata, el gobierno dijo ‘no hay plata’ que hizo Policarpo Toro, sacó de sus últimos ahorros, volvió a la isla y le dijo a Merlet, quien era el dueño de la tierra, y le dijo ‘mira esta es toda la palta que tngo’, y así pasamos a ser posesión chilena, ¿cuál es el error que todos los gobiernos

Nosotros sólo queremos que diga que Isla de Pascua en un papel es de los Rapa Nui, que sigan administrando y apoyando, pero eso nunca lo han hecho, no sé cuál es el miedo, pero me siento orgulloso de ser chileno, y lo digo muy honradamente, me gusta mi país, disfruto de mi país.

Una vez escuchaba a unos rapa nui en contra y les dije mire “antes este camino era de tierra y usted ve que está pavimentado ¿usted sabe con qué plata esta ¿con qué plata? Con el impuesto que pagan los chilenos, ese impuesto permite que esté pavimentado. Todos se quedaron callados. Ahora, yo veo un punto malo, porque nosotros pertenecemos a Valparíso, deberíamos ser directo del gobierno central, porque cuando el gobierno aprueba el presupuesto para la Isla de Pascua, va a Valparaíso, y llega una migaja a la isla, eso debe ser culpa de los políticos. Pero de todas formas yo me siento orgulloso de ser chileno y voy a mi país, lo estimo muchísimo.

 

 

 

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