Astrid Mandel: “Lo que prima en los lafkenches es la lucha de un pueblo y que con sus conocimientos las mujeres aportan a la lucha”
Astrid Mandel Maturana, antropóloga de la Universidad Academia Humanismo Cristiano y actual tutora y asistente de coordinación en el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Chile; nos relata sus vivencias investigando a las comunidades lafkenches y sus mujeres, proyecciones y desafíos de un pueblo que saco adelante su propia ley que vela por el uso del territorio marítimo.
La antropóloga Astrid Mandel.
¿Cómo comienzas a trabajar con las comunidades lafkenches?
Comencé a trabajar con la identidad territorial lafkenche en el año 2009 en el contexto del programa Servicio País. Llevaba titulada como un año y me interesaba la pesca artesanal, la territorialidad relacionada con el mar y la gobernanza. Conocía que en el caso lafkenche era bien particular la forma de organizarse de los pescadores artesanales; su demanda, además de la administración de los recursos, tenia relación con la cosmovisión y prácticas culturales especificas. Me interesó este tema y al llegar a los territorios me encuentro con la aplicación de la Ley 20.249, la Ley Lafkenche. Tenia que recopilar información sobre el uso consuetudinario del mar y realizar informes para postular a sus espacios marinos de pueblos originarios. El contexto no era de la antropóloga que va a investigar, sino era meterse en una organización que ya contaba con dinámicas políticas instaladas y un pensamiento detrás. La antropóloga tenia que ser funcional a sus demandas e insertarse desde lo que habían recorrido… no desde un espacio neutro. Epistemológicamente para mi fue un poco complejo porque por un lado estaba la causa política lafkenche y por otro lado la ciencia social más pura, el sujeto – objeto, etc. Entonces fue decolonizarme de varios conceptos que traía de la universidad. Lo interesante era que todas estas entrevistas y talleres no eran a personas aisladas, sino a las que estaban en la lucha por el mar, ellos ya habían hecho el trabajo de decidir sobre cuáles temas querían darles importancia, habían hecho todo un trabajo político de decir “todo lo que hemos hecho siempre, ahora es una herramienta para conseguir derechos territoriales, reivindicar nuestros territorios”. Esto que se daba por hecho, o que incluso era invisibilizado, adquiría importancia y servía para postular a espacios costeros marítimos. Ese trabajo ya estaba armado, pero existían comunidades que no lo tenían tan desarrollado, para ellos podría ser chocante ser entrevistado, porque sus prácticas estaban asociadas con la pobreza, a las mujeres, etc. Ahora eso se estaba visibilizando: tipos de alimentación, recuerdos de extracción de orilla de mar, etc. También se hablaba de cómo los mismos mapuches fueron inventando, creando tecnologías propias para extraer sus recursos.
Para mi fue un privilegio como antropóloga poder acceder a ese tipo de información tan trabajada entre ellos. Cuando termina la intervención de Servicio País, seguí trabajando con ellos durante un año y después seguí apoyando de manera voluntaria, nos ganamos proyectos como el del Fondo de la Cultura para hacer un libro sobre las prácticas de recolección de orilla desde los relatos de las personas. Ese libro se pensó como algo que pudiesen tener en sus casas y que fuese cercano; está escrito no con un lenguaje académico, sino el de las personas lafkenches. Para ellos decir “vamos al mar” tiene muchos más significado que para nosotros. Se hizo todo un trabajo desde el “hablar de la gente”. La identidad lafkenche va desde la octava a la décima región y la idea era que éstas regiones se sintieran identificadas, era buscar prácticas que emanan desde la comunidad, no las especificidades. En los territorios habían cosas transversales, ciertas formas de pensar o de cosmovisión. En lo político, se buscaba que estas prácticas se consideraran en los inventarios de patrimonio inmaterial. La recolección de orilla es solo una de esas prácticas.
¿Cómo tus investigaciones terminan acercándose a la mujer lafkenche?
Más tarde hice el Magister de Estudios de Género y Cultura en la Universidad de Chile y quise seguir trabajando con la identidad lafkenche. Ahí surgió la posibilidad de trabajar con las dirigentas de la organización. Era interesante ver elementos que han instalado en la organización, nuevas herramientas, inquietudes, problemas, etc. Me pareció interesante porque era algo dentro del contexto de la lucha de pueblos, no era algo feminista o que reivindicara temas de género, sino que era una lucha en conjunto por territorios por obtener derechos que se hacían en conjunto, no por necesidades de hombres o mujeres por separado. Fue delicado abordar género porque la lucha política reúne a hombres y mujeres. Buscar diferencias dentro de la organización va en contra de sus propios fines políticos.
¿No hay diferencias de género en la comunidad?
Hay diferencias de género, pero no es el objetivo de lucha. Exponer eso hace parecer que la organización esta menos cohesionada y ni a hombres ni mujeres les conviene. Entonces siempre se planteó, desde los fines políticos de la organización, seguir manteniéndose unidos y desde ahí discutir los temas de género. En la tesis que realicé en el magister quería conocer las vivencias de las dirigentas en la organización, ver qué temas han instalados y que herramientas han desplegado contra el capitalismo, entre otros. Surgieron varios temas interesantes, sobre todo sobre feminismo decolonial, el mandato y la rebelión ante la costumbres. Muchas veces a las mujeres se les asigna como una obligación mantener las costumbres y las lleva a perpetuar costumbres que las invisibilizan o incluso pueden ser violentas. Al abordar estos temas en la organización fue todo lo contrario, se empoderaron al escarbar en la tradición, todo lo olvidado o asociado a pobreza ahora adquiría importancia y lo realizaban ellas mismas. Adquieren relevancia las mujeres y van contando desde su propio kimün cómo eran las prácticas que realizaban y que ahora servían para la lucha política y conseguir derechos territoriales. La costumbre si empoderaba. Además se discutió sobre la complementariedad y los lafkenches ocupan esta idea para lograr derechos políticos. Encontraban que era más potente que se presentaran una dirigente y un dirigente, porque así sus planteamientos se entendían más. Por ejemplo, al venir a Santiago, la vestimenta de las lamngen tenían más peso, es decir, van ocupando su imaginario para su lucha política.
¿Cómo definirías las trayectorias o formas de vida de la mujer lafkenche?
Muchas veces a las mujeres no se les empodera para ser dirigentas, se quedan en la casa. Tiene que recorrer un camino mucho más largo y difícil para hacerse escuchar. Decir su opinión en las instancias más coloquiales ya es importante. Las mujeres lafkenches también tienen poder político sin tener la formación de ser dirigentas.
Por ejemplo, la cocina también se vuelve algo político. Los dirigentes también quieren que las mujeres estén presentes, no siempre cocinando. La organización es unida y precisamente la comida los une, saben que en casa siempre hay comida. Cocinar era un trabajo político de mantener unidos a los territorios.
¿Cuál importancia tiene la lengua indígena en los procesos lafkenches?
Muchas veces manejar la lengua te hace un dirigente más idóneo porque puedes transmitir el mensaje de manera más directa. Da confianza que te hablen de algo que conoces. Y no solo la lengua, también la cocina. Las mujeres transmiten los mensajes casa por casa, se preocupan más de los procesos y de transmitirles a los jóvenes la cultura. Los hombres parecen ser más contingentes, de responder a lo inmediato. Son las mujeres las que transmiten mensajes.
En los relatos de diversas mujeres indígenas, mencionan no sentirse identificadas con ideas feministas. Representan a sus comunidades como un todo y no por el hecho de ser mujer ¿Se repiten estas lógicas en el mundo lafkenche?
Como te decía, hay distinciones de género como en todos lados, pero nosotros lo vemos desde afuera, como categorizando. Lo que prima en los lafkenches es la lucha de un pueblo y que con sus conocimientos las mujeres aportan a la lucha. Los problemas privados de violencia, que también están, es algo que pertenece a la esfera privada, no se trabaja como algo político. En la investigación concluí que al luchar por tus derechos y tu territorio se adquiere herramientas para empoderarse y hacer frente a estos problemas.
Es decir, las luchas son el objetivo de toda la comunidad
Los logros son colectivos, para los territorios. No existe una división de género. Si la comunidad reconoce que la mujer tiene más opciones de ser escuchada, es ella quien asume representatividad; o si sería más escuchada el hombre, él debiese ir. Muchas veces también pasa que no se cuenta con recursos para hacer viajes con fines políticos, pero sí las dirigentas han conocido otros países, otras realidades, aportando con nuevas ideas a la organización.
El territorio también considera a mujeres huichilles, a comunidades muy tradicionales, jóvenes más urbanas de maridos pescadores, mujeres recolectoras. Seria interesante analizar por territorio y por realidades sus características. Pero sí las dirigentas han seguido un camino político, de apoco hablan, organizan eventos, han viajado, etc. Pero ha sido un camino elegido.
¿Cómo seria el proceso identitario lafkenche? ¿es algo inculcado desde niños o las personas siendo adultas descubren su origen?
Hay de todo. Lo lafkenche también es una distinción territorial, mapuches que viven al lado del mar. Esa identidad se fue reivindicando, politizando, como una identidad perse. Muchas veces se superponen criterios identitarios “yo soy mapuche o yo soy lafkenche”. Lo huilliche también genera nuevos criterios o se reivindica. Es bien dinámico porque es un territorio muy diverso pero con prácticas propias, son los primeros en poner una ley desde la mirada indígena, que te habla de uso consuetudinario del mar, va a la par con el convenio 169 de la OIT, etc. Eso potencia las identificaciones de cada grupo.
¿Cómo interpreta la comunidad de mujeres lafkenches al feminismo?
Se ve como algo muy urbano, muy blanco; no se entiende que se aleje de la lucha colectiva. Algo así como que si no tienes acceso al mar, no te puedes preocupar por cosas de “ciudad”, porque no hay una necesidad básica (alimentación) cubierta.
Me gustaría ver qué va pasando con la Ley Lafkenche, siempre ha sido la lucha por, pero hay que ver cómo se concreta: los planes de administración dentro de los territorios, derechos concretos. Más que un deseo personal, es la etapa en la que está la organización. Sus necesidades son las que marcan la pauta de futuras investigaciones y que ojalá también puedan aportar con herramientas para la comunidad.
¿Qué características de la mujer lafkenche se debiesen destacar?
Es importante visibilizar los caminos que ellas han ido eligiendo, han adquirido experiencias y tienen harto que enseñar. Seria importante que puedan contar lo que han hecho, su organización, sus luchas. Dar voz a lo que han hecho. Ellas tienen una posición de género bien marcada, no necesitan definirse como algo para que su lucha sea válida, aunque existan categorías que se van poniendo de moda como el feminismo. Es importante conocer cómo se resuelven ciertas problemáticas en un contexto y cómo esto pueda guiar a otras generaciones.
¿Es necesario más apoyo para la comunidad o su nivel de organización es suficiente? ¿Más colaboradores?
Quizás lo que necesitan son recursos para mejorar la autogestión. Tienen más ideas propias donde la Ley Lafkenche es la que guía. Quizás lo que se necesita son voluntades políticas para que esta ley tenga efecto y se entienda la importancia de las lógicas mapuches-lafkenches. Es necesario que se haga valer esa ley.
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Texto: Prensa Cátedra Indígena
Foto: CIEG
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