
Algunas certezas
Por Olatz Sanchez Lamikiz.
Ex profesora de Lengua y Cultura Vasca en la Universidad de Chile.
Chile ha sido un lugar mucho más cercano de lo que el mapa pueda mostrar; a más de 13.000 km de mi país de origen, me he encontrado con numerosas analogías, he ido descubriendo un mapa donde historias, memorias y procesos lingüísticos han ido convergiendo de cerca, guiñándose a momentos, bajo muchas coincidencias.
La posibilidad de trabajar dando clases de euskara en la Universidad me trajo hasta Chile. A partir de ese momento comencé a averiguar in situ la cantidad de elementos en común que guardan las lenguas indígenas y el euskara. Y no es casualidad. Los procesos históricos que han rodeado a estas lenguas han sido similares en muchos puntos. Los tiempos van cambiando y nos vamos reinventando a cada rato. El euskara ha vivido un proceso de reconocimiento y revitalización largo y delicado; un proceso que no ha concluido a pesar de que se ha ido avanzando en muchas materias y de que el euskara ha ido habitando espacios que las lenguas hegemónicas le fueron arrebatando ( En el País Vasco Continental, el francés; en el País Vasco del sur, el castellano o español). El mapudungun ha sido la lengua indígena con la que más relación he tenido durante cuatro años; gracias a ella he encontrado respuestas que no estaban escritas en libros de historia. Ha sido el aprendizaje de la lengua la que me ha dado herramientas para comprender a su gente, su lucha y su imaginario. La lógica de sus palabras, la construcción de éstas, siempre describiendo referencias, soles y lunas.
Varias veces se han cruzado en el camino el euskara y el mapudungun: lenguas que han sido trasmitidas de una manera oral, lenguas castigadas a habitar en la periferia dentro de una jerarquía de poderes donde la importancia de mantener y respetar una lengua es ciencia ficción. Lenguas sin derechos, lenguas con hablantes. Lenguas con alma. Lengua vivas.
Efectivamente, tanto en un lado del hemisferio como en el otro se ha ido avanzando, cada cual a su ritmo, con sus aciertos y errores. De a poco el euskara ha reconquistado la calle y la palabra de la gente; el euskara se ha ido haciendo un hueco en la enseñanza, en la administración… ha ido habitando lugares que le eran extraños, ha vuelto a amar y discutir, ha ido tejiéndose un lugar en el mundo. Las lenguas indígenas se están haciendo hueco en un mosaico donde faltaban ellas; así, hay gente que trabaja en la sombra, sin hacer apenas ruido por visibilizar su lengua y su historia; hay gente, y sobre todo, existen hablantes que quieren ser, en esa lengua.
Qué lindas son las variedades, sus dialectos y sociolectos. Qué lindos sus secretos, aquellas palabras que no tienen traducción más que dentro de la mente de sus hablantes. Asumo que parte de la riqueza de las lenguas reside en estas diferencias, siendo a veces puntos de desencuentros y debates que traspasan lo lingüístico para sumergirse en terrenos más pantanosos y complejos de la política e historia.
No es tarea sencilla encontrar un espacio donde conversar de una manera sensata sobre el presente, futuro y pasado de las lenguas que viven en ese lado de la tierra. Hay tanto por lo que luchar, me comentaba una gran amiga… Así es, y a veces, muchas de las luchas están conectadas entre sí. Considero que abordar algunas de estas luchas, y puedo ceñirme al trabajo de revitalización de una lengua, requiere mucho esfuerzo y motivación; también es necesario desbancar algunos de los mitos que rodean a las profesionales de la lengua. Hay que acercar la ciencia al pueblo en el sentido más amplio. No entiendo un trabajo en conjunto bajo unos parámetros ( ¿exclusivos, excluyentes?) de sujetos de estudio, estadísticas y números. Hablo de compromiso y responsabilidades compartidas dentro de unas relaciones horizontales. Y es que todas estamos interesadas en mantener viva una lengua, más allá de méritos y reconocimientos académicos. La experiencia me ha llevado al otro lado del río; al trabajo más humano y no tan dogmático. La experiencia me ha enseñado a trabajar desde la necesidad y a pie de calle, con objetivos de corto, medio y largo plazo pero sobre todo, con personas que creen en lo que hacen.
Me reconozco en muchas contradicciones; el trabajo de campo, cuerpo a cuerpo, las marchas, sorteos, carreras para recaudar fondos y seguir construyendo escuelas de adultos y jóvenes para enseñar en euskara…infinidad de actividades que han nacido del pueblo por una necesidad, un miedo real a que la lengua desaparezca muchas veces choca con instituciones y actitudes más oficialistas. Pero por encima de todo, si algo me ha enseñado Chile es a seguir creyendo en las personas que hablan y habitan su lengua yen personas que deciden aprender una lengua indígena, así como en compañeros y compañeras de viaje comprometidas con el futuro de esos códigos llenos de sabiduría, que como mínimo, se merecen el respeto de todas.
Euskal Herria, mayo 2015
2 Comments
Olatz Sanchez Lamikiz es una de aquellas personas esenciales que reflejan el hecho de que la motivación es el resultado de concienciar la pasión por lo que uno ama. Compartir 5 minutos de una conversación sobre el Euskara y el Mapudungun con ella, es sinonimo de entrar en un universo lingüistico apasionante e infinito.
Sin duda uno de los mejores cursos que he tomado en la universidad ha sido el de olatz, donde tocamos este tema y muchos más. Una gran mujer <3